A parroquia

Somos a parroquia católica do barrio do mesmo nome na Coruña, España, arquidiocese de Santiago de Compostela. Estamos situados no tramo medio da Avenida de Fisterra e das rúas que a cruzan: Cidade de Lugo, Palomar, Paseo das Pontes, e os bloques de rúas en torno a Vista Alegre e mais ao viaducto da Ronda de Nelle, zona da Agra do Orzán ata a Gramela e Praza das Cunchiñas.

Pertencemos ao Arciprestado de Riazor na zona pastoral da Coruña. Estamos entre o Parque de Santa Margarida coa súa Casa das Ciencias e a zona verde do Paseo das Pontes. A nosa igrexa parroquial ubícase no número 156 da Avenida de Fisterra.

25 ago 2012

A FESTA E MAIS A HISTORIA DE SANTA MARGARIDA

   A festa 
A tradición da festa de Santa Margarida na Coruña remóntase ata o século XVI ou antes. A capela que existía antes da actual igrexa parroquial tiña unha inscrición que a databa no século XVII, pero é seguro que no mesmo sitio houbo outra capela anterior. 
  Os coruñeses facían romaxe o derradeiro domingo de agosto achegándose á capela para honrar a santa, beber a auga da súa fonte e, en grupos,  dar conta das "merendiñas" a base de polbo, tortilla e empanada acolléndose ás benéficas sombras do "monte", hoxe "parque".  Os postres compúñanse de  rosquillas, biscoito caseiro, queixo do país e pezas da froita do tempo. As muiñeiras, a gaita, os pasodobres animaban o corpo e mais o espírito dos concorrentes.
   A historia 
   Unha páxina web de Internet, fiable pola seriedade dos seus responsables e colaboradores, resume con seriedade e cariño os datos sobre Santa Margarida que  hoxe podemos soster como certos ou probables. Este é o enlace para os interesados no tema. 
http://www.preguntasantoral.es/2011/07/santa-marina-margarita-de-antioquia/
De todos xeitos, xa en oculto, incluímos aquí toda esa información.


   Hoy aún se mantiene la memoria de una antigua mártir que tuvo gran veneración en toda la cristiandad; no sólo en la Europa católica sino también en las Iglesias Orientales. Sin embargo, con el paso del tiempo, su culto fue decayendo hasta ser muy minoritario en la actualidad por lo que respecta a la cristiandad católica, mientras que, como suele ocurrir, nunca ha decaído en la ortodoxa, que la sigue venerando enormemente y la tiene entre sus Grandes Mártires.
Vidriera de Santa Margaruita
en la iglesia parroquial de San
Vèrand, en Lyon, Francia
   ¿Cómo ha podido decaer tanto el conocimiento y veneración a una Santa que en sus tiempos fue de las principales? La razón es que, como ocurre con muchos de sus coetáneos, ha sido considerada legendaria y retirada del calendario oficial romano debido a la reforma de los años 60, quedando autorizado tan sólo su culto local. Lo que nos lleva de nuevo a la pregunta del millón: pero, ¿es realmente Marina-Margarita de Antioquía una santa inexistente, fruto de una fábula, como se asume actualmente, o pudo haber existido? Vamos a verlo.
En cuanto al nombre, es importante tener claro, en primer lugar, que esta mártir responde tanto al nombre de Marina como de Margarita. Los ortodoxos la conocen más por el primer nombre y los católicos por el segundo, pero se trata de la misma persona. El primero, Marina, fue el más antiguo que se le atribuyó, por lo que es lógico considerarlo el “original”, y será el que usaré para referirme a ella. La passiogriega de la Santa, atribuida a un tal Timoteo y publicada por Metodio de Constantinopla, la llama así, Marina. Pero cuando esta passio se traduce al latín, y se hace en época bien temprana, inexplicablemente se cambia su nombre por el de Margarita, que significa “perla”. Sirva esto para ver que ambos nombres son los de esta única Santa, que no debe ser confundida con otras Santas católicas y ortodoxas que llevarán luego este nombre, tanto uno como el otro, ya que ella fue la primera.
   ¿Qué nos cuenta la passio sobre esta mártir? Era oriunda de Antioquía de Pisidia, en Asia Menor, y fue hija de un sacerdote pagano llamado Onésimo. Su madre murió al traerla al mundo y entonces él la puso al cargo de una nodriza que, secretamente, profesaba la fe cristiana, por lo que además de su leche, ella le transmitió su fe. Cuando la muchacha alcanzó los quince años, descubrió el padre que era cristiana y, enfurecido, la arrojó a la calle. Viéndose abandonada y sin recursos, se marchó a vivir con su nodriza y se ganaba la vida sacando a pastar su rebaño de ovejas.
   Un día que guiaba las ovejas por el campo, pasó el séquito del prefecto Olibrio, destinado a Antioquía, y al verla la encontró hermosa y mandó que se la trajeran, y le preguntó si era libre o esclava. Si era libre, podía ajustar un acuerdo de concubinato con ella, y si era esclava, podía comprarla a su amo. Al saber que era libre le propuso lo primero, pero al negarse ella rotundamente a pesar de su pobreza, acabó surgiendo que era cristiana y que no le estaba permitido aceptar transacciones vergonzosas, por lo que mandó inmediatamente arrestarla y llevársela consigo, para someterla a un proceso. Eran los tiempos de Maximino y Diocleciano (s.IV) por lo que le estaba permitido procesar a una cristiana, aunque fuese por su propio interés.
Martirio de Santa Margarida, óleo de Giuseppe
Chezi (1655-1721), Iglesia de Santa Margarita
y San Emidio, Roma, Italia.
   A pesar de amenazas, lisonjas, promesas y maltratos, Marina no aceptó ser la concubina de Olibrio, por lo que éste tomó pretexto de su religión cristiana para vengarse a su gusto. Fue sometida a terribles torturas y humillaciones: la desnudaron y exhibieron desnuda en público para avergonzarla, fue entregada a los soldados que se la llevaron a una celda oscura y allí hicieron lo que quisieron con ella, la apalearon hasta romperle huesos, la desgarraron con peines y tridentes de hierro, haciéndola sangrar a borbotones. El espectáculo era tan horrible que la gente gritaba conmovida. Olibrio, quien también estaba impresionado por la fortaleza de Marina, que prefería aquello a ser su amante, mandó llevarla a la celda y dejarla allí sin atención ni comida.
Aquella noche, la malherida Marina fue tentada por el diablo, que se le apareció para atacarla. En la versión oriental de la leyenda, éste se le aparece como un diablillo negro al que ella somete a golpes de maza; en la leyenda occidental, aparece bajo la forma de un dragón que la engulle, pero ella, trazando la señal de la cruz sobre él, logra que la escupa y se erige triunfante sobre el monstruo, que desaparece. De este detalle curioso del dragón que la engulle y luego la vomita viene el considerarla patrona de las parturientas, pues las mujeres que iban a dar a luz, en el momento que sentían los dolores del parto, la invocaban para que las ayudara a parir rápidamente; pues una de las causas más frecuentes de muerte de madre y feto en el parto, era que éste se quedaba atascado dentro del útero y no podía salir.
   En fin, que habiendo vencido Marina al demonio, fue llevada de nuevo ante Olibrio, que nuevamente le propuso salvarse si renegaba de su fe, y viendo que de nuevo se mantenía firme, la entregó de nuevo al tormento: colgada de un palo, fue rociada con aceite hirviendo y quemada con antorchas; y luego introducida rápidamente en un balde de agua helada, para atormentarla con el contraste de temperatura. La gente seguía dando gritos de horror e indignación por la crueldad que estaban mostrando hacia ella, pero Marina, tranquilamente, tomó el agua en sus manos y se bautizó a sí misma, dando gracias al pretor por haberle dado la oportunidad de luchar por su fe. Olibrio, viendo que no estaba consiguiendo nada, mandó sacarla fuera de la ciudad y decapitarla. 
Aunque la passio se atribuye a un tal Teótimo que dice ser testigo ocular del martirio de la Santa, lo cierto es que el relato sí es legendario, especialmente el detalle del diablo-dragón y los discursos. Por lo tanto, y como suele ocurrir, el relato no tiene credibilidad histórica. Basándose en eso, la Santa ha ido perdiendo culto en Occidente y hoy día ni siquiera tiene presencia en el calendario. Pero lo cierto es que, por sorprendente que parezca, sí es una santa histórica, real, que existió, y ello se demuestra por la antigüedad de su culto, aunque su passio no nos sirva para autentificarla. La passio no menciona el día de su muerte, sin embargo, todos los sinaxarios orientales la recuerdan el día 17 de julio, salvo el de Ter-Israel, que lo hace el día 18. En Occidente, en cambio, se la conmemora el 20 de julio, o sea hoy, desde su primera mención en el Martirologio de Rábano-Mauro. Baronio la introdujo con breve referencia en el Romano.

Brazo de Santa Margaruita, venerado en monasterio de
Vatopedi, Monte Athos, Grecia.
En cuanto a las reliquias, el Sinaxario de la Iglesia Copta dice que el cuerpo de la Santa estuvo originalmente en la iglesia homónima de Constantinopla, hasta que los cruzados toman la ciudad y así, en el año 908 algunas reliquias fueron traídas desde Oriente hasta la iglesia de San Pietro della Valle junto a la orilla del lago de Bolsena y desde allí, en el año 1145 fueron transferidas a la catedral de Montefiascone. En el año 1213 el dux Pietro Sian se llevó gran parte a Venecia. Una de las manos de la Santa ha quedado en el monasterio Vatopedi, del Monte Athos, en Grecia. Por lo tanto, aunque la historia que conocemos de ella no sea válida, la Santa es real, por la antigüedad de su culto y por la ininterrumpida veneración de sus reliquias.
   La Santa tuvo muchísimo culto en la Edad Media, difundido por la Leyenda Áurea, y fue siempre invocada en los partos –hasta tal punto de que en muchos lechos de matrimonio, que eran también lechos de parto, aparecía su imagen tallada, como se observa en la magistral obra de Van Eyck El matrimonio Arnolfini- siendo considerada, además, una de los Catorce Santos Auxiliadores. En Italia siempre ha tenido gran veneración y muchas princesas y reinas de las dinastías europeas, especialmente a partir de la época barroca, han llevado su nombre (Margarita). Es a partir de su descrédito en los siglos XIX-XX, a causa de la leyenda del dragón, cuando su culto empieza a desaparecer.
   No así en Oriente, donde siempre se la ha tenido por Gran Mártir y sigue siendo venerada muy especialmente, por ejemplo, en la isla de Andros. Recientemente –año 2006- se ha documentado un gran milagro atribuido a esta Santa, que se apareció en el quirófano donde operaban a un niño de gravedad, por el cual habían implorado sus padres, y fueron varias personas que la vieron e incluso hablaron con ella, creyendo que era una doctora más, la cual se había identificado diciendo: “Soy Marina de Andros”, haciendo referencia a esta isla donde tiene un importante monasterio. No me extiendo más, sin embargo, recordemos también que Santa Juana de Arco declaró en sus procesos que una de las tres voces que oía y Santos a los que veía, era ella.


Icono griego, representando a Santa
Margarita dándole martillazos al diablo.
    En la iconografía occidental aparece pisando a un dragón, al que ahuyenta con una cruz, mientras que en la oriental aparece sujetando a un diablillo por los cuernos y lo machaca con un mazo. A veces estas iconografías se confunden y aparece con un mazo y pisando un dragón, como ocurre en algunos pueblos italianos (Ruggiero, Miggiano) donde además, para más inri, se la confunde con la Marina virgen, que recordábamos hace poco, ocurriendo que se venera en realidad a la virgen, pero se le pone la iconografía de la mártir.
También en Galicia, especialmente en Orense, se venera a una Santa Marina, virgen y mártir, que toma los atributos y la iconografía de la mártir de Antioquía, y está considerada una mártir local, hermana de Quiteria, Librada y demás. Sin embargo los bolandistas consideran que esto es un desdoblamiento y se trata realmente de la mártir de Antioquía, no de una inexistente mártir hispana. Por último, decir que la passio de la Santa ha sido literalmente copiada en el caso de otra mártir, Regina de Alesia, hasta tal punto que se las puede llegar a confundir.
   En resumen: Santa verídica, auténtica, con culto antiquísimo y reliquias veneradas, pero que tiene una passio absolutamente legendaria y que no nos dice nada de su auténtica vida y martirio; y que a causa de eso ha sido “descartada” del calendario oficial hasta tal punto que muchos hoy en día creen, erróneamente, que es una Santa que jamás existió.

Meldelen (Ana María Ribes Crespo, Lic. en Historia)

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