En el gran día de la Pascua Dios
Padre de nuestro Señor Jesucristo, se nos acerca de nuevo para decirnos que no
pintamos nada en las tumbas y sepulcros, que no hay que llorar y lamentar el
pasado, que todo es nuevo.
La resurrección de Jesús es el
triunfo del amor.
El amor es siempre fecundo, aunque a veces tarde
en germinar.
El amor lo transforma todo, incluso cuando nos
lo rechazan.
Pero tú ¡siéntete amado!, mi amor nunca te ha de
faltar.
¡Y ama!, porque el amor es más fuerte que la
muerte.
Ama y serás eterno; ama y tienes la garantía de
la resurrección.
Ama, y aquellos que reciban tu amor, resucitarán
contigo.
Alegraos todos los
días. ¡El Señor resucitó!
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