A festa
A tradición da festa de Santa Margarida na Coruña remóntase ata o século XVI ou antes. A capela que existía antes da actual igrexa parroquial tiña unha inscrición que a databa no século XVII, pero é seguro que no mesmo sitio houbo outra capela anterior.
Os coruñeses facían romaxe o derradeiro domingo de agosto achegándose á capela para honrar a santa, beber a auga da súa fonte e, en grupos, dar conta das "merendiñas" a base de polbo, tortilla e empanada acolléndose ás benéficas sombras do "monte", hoxe "parque". Os postres compúñanse de rosquillas, biscoito caseiro, queixo do país e pezas da froita do tempo. As muiñeiras, a gaita, os pasodobres animaban o corpo e mais o espírito dos concorrentes.
A historia
Unha páxina web de Internet, fiable pola seriedade dos seus responsables e colaboradores, resume con seriedade e cariño os datos sobre Santa Margarida que hoxe podemos soster como certos ou probables. Este é o enlace para os interesados no tema.
http://www.preguntasantoral.es/2011/07/santa-marina-margarita-de-antioquia/
De todos xeitos, xa en oculto, incluímos aquí toda esa información.
Hoy aún
se mantiene la memoria de una antigua mártir que tuvo gran veneración en toda
la cristiandad; no sólo en la Europa católica sino también en las Iglesias
Orientales. Sin embargo, con el paso del tiempo, su culto fue decayendo hasta
ser muy minoritario en la actualidad por lo que respecta a la cristiandad católica,
mientras que, como suele ocurrir, nunca ha decaído en la ortodoxa, que la sigue
venerando enormemente y la tiene entre sus Grandes Mártires.
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Vidriera de Santa Margaruita
en la iglesia parroquial de San
Vèrand, en Lyon, Francia |
¿Cómo ha
podido decaer tanto el conocimiento y veneración a una Santa que en sus tiempos
fue de las principales? La razón es que, como ocurre con muchos de sus
coetáneos, ha sido considerada legendaria y retirada del calendario oficial
romano debido a la reforma de los años 60, quedando autorizado tan sólo su
culto local. Lo que nos lleva de nuevo a la pregunta del millón: pero, ¿es
realmente Marina-Margarita de Antioquía una santa inexistente, fruto de una
fábula, como se asume actualmente, o pudo haber existido? Vamos a verlo.
En cuanto
al nombre, es importante tener claro, en primer lugar, que esta mártir responde
tanto al nombre de Marina como de Margarita. Los ortodoxos la conocen más por
el primer nombre y los católicos por el segundo, pero se trata de la misma
persona. El primero, Marina, fue el más antiguo que se le atribuyó, por lo que
es lógico considerarlo el “original”, y será el que usaré para referirme a
ella. La passiogriega de la Santa, atribuida a un tal Timoteo y
publicada por Metodio de Constantinopla, la llama así, Marina. Pero cuando
esta passio se traduce al latín, y se hace en época bien temprana,
inexplicablemente se cambia su nombre por el de Margarita, que significa
“perla”. Sirva esto para ver que ambos nombres son los de esta única Santa, que
no debe ser confundida con otras Santas católicas y ortodoxas que llevarán
luego este nombre, tanto uno como el otro, ya que ella fue la primera.
¿Qué nos
cuenta la passio sobre esta mártir? Era oriunda de Antioquía
de Pisidia, en Asia Menor, y fue hija de un sacerdote pagano llamado Onésimo.
Su madre murió al traerla al mundo y entonces él la puso al cargo de una
nodriza que, secretamente, profesaba la fe cristiana, por lo que además de su
leche, ella le transmitió su fe. Cuando la muchacha alcanzó los quince años,
descubrió el padre que era cristiana y, enfurecido, la arrojó a la calle.
Viéndose abandonada y sin recursos, se marchó a vivir con su nodriza y se
ganaba la vida sacando a pastar su rebaño de ovejas.
Un día
que guiaba las ovejas por el campo, pasó el séquito del prefecto Olibrio,
destinado a Antioquía, y al verla la encontró hermosa y mandó que se la
trajeran, y le preguntó si era libre o esclava. Si era libre, podía ajustar un
acuerdo de concubinato con ella, y si era esclava, podía comprarla a su amo. Al
saber que era libre le propuso lo primero, pero al negarse ella rotundamente a
pesar de su pobreza, acabó surgiendo que era cristiana y que no le estaba
permitido aceptar transacciones vergonzosas, por lo que mandó inmediatamente
arrestarla y llevársela consigo, para someterla a un proceso. Eran los tiempos
de Maximino y Diocleciano (s.IV) por lo que le estaba permitido procesar a una
cristiana, aunque fuese por su propio interés.
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Martirio de Santa Margarida, óleo de Giuseppe
Chezi (1655-1721), Iglesia de Santa Margarita
y San Emidio, Roma, Italia. |
A pesar de amenazas, lisonjas, promesas
y maltratos, Marina no aceptó ser la concubina de Olibrio, por lo que éste tomó
pretexto de su religión cristiana para vengarse a su gusto. Fue sometida a
terribles torturas y humillaciones: la desnudaron y exhibieron desnuda en
público para avergonzarla, fue entregada a los soldados que se la llevaron a
una celda oscura y allí hicieron lo que quisieron con ella, la apalearon hasta
romperle huesos, la desgarraron con peines y tridentes de hierro, haciéndola
sangrar a borbotones. El espectáculo era tan horrible que la gente gritaba
conmovida. Olibrio, quien también estaba impresionado por la fortaleza de
Marina, que prefería aquello a ser su amante, mandó llevarla a la celda y
dejarla allí sin atención ni comida.
Aquella noche, la malherida Marina fue
tentada por el diablo, que se le apareció para atacarla. En la versión oriental
de la leyenda, éste se le aparece como un diablillo negro al que ella somete a
golpes de maza; en la leyenda occidental, aparece bajo la forma de un dragón
que la engulle, pero ella, trazando la señal de la cruz sobre él, logra que la
escupa y se erige triunfante sobre el monstruo, que desaparece. De este detalle
curioso del dragón que la engulle y luego la vomita viene el considerarla
patrona de las parturientas, pues las mujeres que iban a dar a luz, en el
momento que sentían los dolores del parto, la invocaban para que las ayudara a
parir rápidamente; pues una de las causas más frecuentes de muerte de madre y
feto en el parto, era que éste se quedaba atascado dentro del útero y no podía
salir.
En fin, que habiendo vencido Marina al
demonio, fue llevada de nuevo ante Olibrio, que nuevamente le propuso salvarse
si renegaba de su fe, y viendo que de nuevo se mantenía firme, la entregó de
nuevo al tormento: colgada de un palo, fue rociada con aceite hirviendo y
quemada con antorchas; y luego introducida rápidamente en un balde de agua
helada, para atormentarla con el contraste de temperatura. La gente seguía
dando gritos de horror e indignación por la crueldad que estaban mostrando
hacia ella, pero Marina, tranquilamente, tomó el agua en sus manos y se bautizó
a sí misma, dando gracias al pretor por haberle dado la oportunidad de luchar
por su fe. Olibrio, viendo que no estaba consiguiendo nada, mandó sacarla fuera de la ciudad y decapitarla.
Aunque la passio se atribuye a un tal Teótimo que dice
ser testigo ocular del martirio de la Santa, lo cierto es que el relato sí es
legendario, especialmente el detalle del diablo-dragón y los discursos. Por lo
tanto, y como suele ocurrir, el relato no tiene credibilidad histórica.
Basándose en eso, la Santa ha ido perdiendo culto en Occidente y hoy día ni
siquiera tiene presencia en el calendario. Pero lo cierto es que, por
sorprendente que parezca, sí es una santa histórica, real, que existió, y ello
se demuestra por la antigüedad de su culto, aunque su passio no
nos sirva para autentificarla. La passio no menciona el día de
su muerte, sin embargo, todos los sinaxarios orientales la recuerdan el día 17
de julio, salvo el de Ter-Israel, que lo hace el día 18. En Occidente, en
cambio, se la conmemora el 20 de julio, o sea hoy, desde su primera mención en
el Martirologio de Rábano-Mauro. Baronio la introdujo con breve referencia en
el Romano.
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Brazo de Santa Margaruita, venerado en monasterio de
Vatopedi, Monte Athos, Grecia. |
En cuanto a las reliquias, el Sinaxario
de la Iglesia Copta dice que el cuerpo de la Santa estuvo originalmente en la
iglesia homónima de Constantinopla, hasta que los cruzados toman la ciudad y
así, en el año 908 algunas reliquias fueron traídas desde Oriente hasta la
iglesia de San Pietro della Valle junto a la orilla del lago de Bolsena y desde
allí, en el año 1145 fueron transferidas a la catedral de Montefiascone. En el
año 1213 el dux Pietro Sian se llevó gran parte a Venecia. Una de las manos de
la Santa ha quedado en el monasterio Vatopedi, del Monte Athos, en Grecia. Por
lo tanto, aunque la historia que conocemos de ella no sea válida, la Santa es
real, por la antigüedad de su culto y por la ininterrumpida veneración de sus
reliquias.
La Santa
tuvo muchísimo culto en la Edad Media, difundido por la Leyenda Áurea, y fue
siempre invocada en los partos –hasta tal punto de que en muchos lechos de
matrimonio, que eran también lechos de parto, aparecía su imagen tallada, como
se observa en la magistral obra de Van Eyck El matrimonio Arnolfini- siendo
considerada, además, una de los Catorce Santos Auxiliadores. En Italia siempre
ha tenido gran veneración y muchas princesas y reinas de las dinastías
europeas, especialmente a partir de la época barroca, han llevado su nombre
(Margarita). Es a partir de su descrédito en los siglos XIX-XX, a causa de la
leyenda del dragón, cuando su culto empieza a desaparecer.
No así en
Oriente, donde siempre se la ha tenido por Gran Mártir y sigue siendo venerada
muy especialmente, por ejemplo, en la isla de Andros. Recientemente –año 2006-
se ha documentado un gran milagro atribuido a esta Santa, que se apareció en el
quirófano donde operaban a un niño de gravedad, por el cual habían implorado
sus padres, y fueron varias personas que la vieron e incluso hablaron con ella,
creyendo que era una doctora más, la cual se había identificado diciendo: “Soy Marina de Andros”, haciendo referencia a esta isla donde tiene un importante monasterio. No
me extiendo más, sin embargo, recordemos también que Santa Juana de Arco
declaró en sus procesos que una de las tres voces que oía y Santos a los que
veía, era ella.
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Icono griego, representando a Santa
Margarita dándole martillazos al diablo. |
En la
iconografía occidental aparece pisando a un dragón, al que ahuyenta con una
cruz, mientras que en la oriental aparece sujetando a un diablillo por los
cuernos y lo machaca con un mazo. A veces estas iconografías se confunden y
aparece con un mazo y pisando un dragón, como ocurre en algunos pueblos
italianos (Ruggiero, Miggiano) donde además, para más inri, se la confunde con
la Marina virgen, que
recordábamos hace poco, ocurriendo que se venera en realidad a la virgen, pero
se le pone la iconografía de la mártir.
También
en Galicia, especialmente en Orense, se venera a una Santa Marina, virgen y
mártir, que toma los atributos y la iconografía de la mártir de Antioquía, y
está considerada una mártir local, hermana de Quiteria, Librada y demás. Sin embargo los
bolandistas consideran que esto es un desdoblamiento y se trata realmente de la
mártir de Antioquía, no de una inexistente mártir hispana. Por último, decir
que la passio de la Santa ha sido literalmente copiada en el caso de
otra mártir, Regina de Alesia,
hasta tal punto que se las puede llegar a confundir.
En resumen: Santa verídica, auténtica,
con culto antiquísimo y reliquias veneradas, pero que tiene
una passio absolutamente legendaria y que no nos dice nada de su
auténtica vida y martirio; y que a causa de eso ha sido “descartada” del
calendario oficial hasta tal punto que muchos hoy en día creen, erróneamente,
que es una Santa que jamás existió.
Meldelen (Ana María Ribes Crespo, Lic. en Historia)
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